“Vivo abrumada, porque todo a mi alrededor demanda mi atención.
Todo es demasiado. Mi casa tiene demasiadas cosas, y todas ellas quieren algo de mí: quieren que las ordene, que las limpie, que las mantenga, repare o incluso que las descarte y las done.
Y el mundo hoy no es el mundo de ayer. Todo es más rápido, casi no hay espacios para pausas, para recargar energía.
Anhelo una vida más simple, menos compleja.
Claro, sin tener que ser minimalista, eso me parece extremo, e incluso inalcanzable por el momento.
Simplemente quiero que todo sea menos.”
Más o menos algo así fue lo que me dijo Daniela un tiempo atrás, cuando empecé a acompañar a mujeres a lograr vivir en paz en casa y con sus cosas.
Fue su dolor, su proceso y su transformación que me inspiró a crear esta experiencia de aprendizaje: el paso a paso para una vida con mayor foco, más claridad, menos distracciones, más momentos en el presente y más armonía entre las personas que comparten un espacio.
Yo me he sentido igual en más de una oportunidad. Si tu estás en esta página, me imagino que tu también.
¿Qué alivio sentir que no estás sola, verdad?